Llegas a casa, te enfadas contigo misma, tienes que olvidarlo, no puedes seguir así, no puedes dejar que cada vez que le veas te tiemblen las piernas. NO! ESTO SE TIENE QUE ACABAR!
Das contra todo lo que encuentras hasta que te cansas, te duelen las manos, tu enfado pasa a decepción, lloras, no puedes volver a lo mismo de siempre, te decepcionas a ti misma con tu reacción
cuando le viste, te decepcionas por dejarte llevar por tu corazón y ponerte nerviosa preguntándote que hacia allí o porque siempre a ti. Piensas un rato, y llegas a la conclusión de que no sirve de nada, que solamente serás capaz de evitar eso cuando en tu corazón no halla de él nada más que un recuerdo, y eso solamente llega con el tiempo…
marta*
